domingo, 21 de octubre de 2018

El lugar donde habito



Entre los escombros de las utopías
que incauta como Ícaro, Faetón y tantos,
te hicieron caer por arrimarte al sol.

Entre las ruinas de esbeltas columnas
de nácar nimbadas, coronadas de fuego
sobre el verde fulgor de dos espejos cansados.

En la resaca de un otoño triste:
Con rumor de fado lento.
Con sabor a ron añejo.

Obstinada y rebelde,
un reducto escondido albergas,
un rescoldo tenaz en ti resiste.  

Y es ese pequeño baluarte subversivo
donde destilas néctar de amor primaveral
 -filtrado ya de excesos, de almíbar depurado-
 el lugar donde habito,
 el centro de mi mundo.
Mi única morada.
El último bastión.

Otoño

  Otoño.   La luz dorada y mágica, preludio de los últimos instantes de la tarde y la llegada del ocaso, ilumina caprichosa retazos de la mo...